miércoles, 5 de noviembre de 2008

Yes, we can

Se ha podido. Finalmente. Después de una campaña impecable, Obama lo ha conseguido. Ahora vendrán los análisis y la gestión de ese terrible peso sobre los hombros que significa proclamarse panacea de todos los males. Pero antes, me quedo con las lágrimas en los ojos del reverendo Jesse Jackson al ver que sí, que un negro será presidente de los Estados Unidos. O la sonrisa atónita de la hermana de Martin Luther King al comprobar que sí, que el sueño de su hermano asesinado se ha cumplido cuarenta años más tarde.

Esos dos símbolos representan la emoción a flor de piel. Pero si vamos un poco más allá, y miramos quién a votado a Obama, vemos que no hay color de piel, ni identidad sexual, ni género que valga. Obama es transversal. Sólo hay una cosa que les una: el progresismo. Es decir, la antítesis del conservadurismo. El progresismo entraña querer cambiar las cosas (se entiende que para mejorarlas). El conservadurismo implica querer mantener el status quo a toda costa, generalmente para los de siempre sigan ganando frente a los que también siempre pierden.

Es posible que a partir de ahora primero tengamos que preguntarnos si somos progresistas o conservadores y sólo despúes de haber constestado, añadir si somos de izquierdas o de derechas. Porque, que nadie lo dude, hay izquierdas conservadoras (que se lo pregunten sino al ala reformista de IU que ha acabado hecha trizas por culpa de los izquierdistas del PCE) y, también aunque muy de tanto en tanto, derechas progresistas (este último caso es tan peculiar que los raros casos en los que se ha dado dentro del mundo político, éstos han acabado flirteando con el centro izquierda).

¿Tendremos, también en España, que aunar a todos aquellos que se definan como progresistas, más allá de un partido de izquierdas o de centro o de derechas? Podríamos superar estas etiquetas, aunque sea para poner otras, pero mucho más amplias. ¿Es normal, por ejemplo, que dos ciudades como Barcelona y Madrid no estén tan íntimamente ligadas que creen un eje imparable, conectado con las capitales europeas más modernas y, otra vez, más progresistas?

Se preguntarán qué tendrá que ver ésto con el triunfo de Obama. Pues todo. Una nueva visión de lo que es hacer política, una nueva manera de crear sinergias entre los ciudadanos, el atrapar al vuelo ese hilo que nos hará mejores y más sabios: el progresismo frente al inmovilismo, frente a lo retrógado. We can too.

2 comentarios:

  1. Una cosa parece clara después del triunfo de Obama, cuando un candidato conecta con el electorado, le habla relajadamente y sin estridencias, se muestra seguro de lo que quiere y lleva una campaña impecable, sobre todo si es después de la nefasta era Bush, crea una ilusión desbordada que hace que la gente no sólo le vote sino que se implique emocionalmente. Pocas veces se consigue algo así, por eso todos los políticos, de derechas e izquierdas, progresistas e inmovilistas, se han apresurado ha confirmar que Obama era su candidato. Cuando no tenemos líderes que ilusionen tenemos que conformarnos con el de otro país.

    ResponderEliminar
  2. Transversalidad, sí! Cuántos debieran tomar nota en España. Aunque a veces, aquí, las diferencias ideológicas produzcan que yo, que soy de izquierdas, piense que los conservadores son de otro planeta.
    Ojalá Obama sea todo lo que se espera de él. El listón está demasiado alto.
    Besos. José

    ResponderEliminar

Tweet
espainfo.es
estamos en
EspaInfoes
Barcelona