miércoles, 25 de febrero de 2009

La banca sí es culpable

En estos tiempos de crisis, y lo que nos queda, estamos oyendo de todo. Uno de los lugares comunes más repetidos es que la economía globalizada actual es tan complicada que la ciudadanía no puede entender la complejidad de la crisis y lo arcano de sus soluciones. Amparados en esta premisa, aquí todo el mundo lanza análisis no en función de encontrar una explicación certera sino de hacer calar una explicación acorde con sus necesidades.

Pues dos premisas a la contra:
Una. No es cierto que la economía y las finanzas sean de tal complejidad que la ciudadanía (o sea, los que estamos pagando el pato de la irresponsabilidad de unos pocos) no podamos entender qué está pasando y por qué está pasando. Otra cosa es que a los responsables (y a la mayoría de los medios de comunicación) no les interese contarlo de una manera entendible.

Dos. No es cierto que analizar lo que está ocurriendo situando el foco sobre la banca sea buscar un chivo expiatorio como nos quieren hacer creer los que ahora se ven acorralados. Señores, sí: la banca es la culpable, al menos en gran medida. Existen varios posibles análisis, desde luego. Pero hay dos cosas ciertas. Los beneficios bancarios son los responsables de la pérdida de poder adquisitivo de las familias así como de la inflación (precios por las nubes), por la simple razón de que han sido estos beneficios y su búsqueda lo que han propiciado la burbuja inmobilaria.

¿Cómo? Las hipotecas concedidas a plazos larguísimos (o por encima del precio de la vivienda o incluso superiores a la esperanza de vida del solicitante) ha sido un truco para expandir el crédito hipotecario y sus ganancias. Ha contribuido decisivamente a inflar artificialmente el precio de los pisos. Estamos hablando de beneficios fuera de toda evolución lógica incluso para un sistema de mercado como el nuestro: en los ultimos 15 años los beneficios de la banca española han crecido a un 18% anual acumulativo. Los cinco principales bancos y cajas españoles ganaron 20.000 millones de euros más en 2007 que el ejercicio anterior.
Segundo, parte de estos beneficios se han utilizado para comprar acciones en diferentes empresas en operaciones claramente infladas de nuevo respecto el precio real de las empresas y sus acciones. Esta práctica también contribuye a crear una ficción económica y financiera que acaba explotando.

Asumiendo lo anterior, ahora llega el momento de pasar cuentas. Pues resulta que no paga el 'malhechor' (en el sentido no de delincuente, que también podría considerarse, sino de 'mal hecho') sino la ciudadanía. Y lo paga directamente (no pudiendo asumir las hipotecas, perdiendo el trabajo o encadenándose a empleos mal retribuidos) e indirectamente (a través de las inyecciones de capital que el Estado está efectuando para dar liquidez a la banca y que el crédito vuelva a fluir para empresas y particluares).

¿Lo más gracioso? Según el propio Gobernador del Banco de España, la banca tiene suficiente líquido para dar crédito. Si no lo da es porque no se fía de que le sea devuelto. Así que no hace falta inyectar más sino que el Estado avale a los demandantes de crédito. Increíble.

Propuesta (una de tantas): gravar con un tipo superior los beneficios extraordinarios de la banca, conseguidos a través de intereses y condiciones más propias de la usura que del libre mercado, para que de algún modo vuelvan al Estado (o sea, a la ciudadanía). Y, por supuesto, que algunos beneficios fiscales para aligerar la carga de las pequeñas empresas no sean aprovechados también por la banca sólo por el hecho de ser, jurídicamente, empresas.

jueves, 12 de febrero de 2009

Pasos hacia atrás

El culebrón en Madrid continúa. Además del espectáculo de los espías orquestrado (aunque ella lo niegue con devoción chulesca) por Esperanza Aguirre, hace días que nos desayunamos con unas jugosas portadas de El País dando pelos y señales sobre los imputados por el juez Garzón en una presunta trama de corrupción tejida en los pueblos ricos de la Sierra norte de Madrid y vinculada con el PP.

Pero al día siguiente también desayunamos con unas portadas de El Mundo en las que denuncian una supuesta connivencia entre el ministro de Justicia y Garzón. Desde luego, cualquier persona es libre de cenar, comer o cazar con quien le dé la gana, tenga el cargo que tenga. Pero la mujer del César además de serlo tiene que parecerlo (esta frase siempre me sorprendre: ¿el César no tiene que parecerlo? ¿Por qué sólo su mujer?).

La cuestión es que tenemos a unos políticos espiando a otros; a otros políticos vinculados con lamentables aprendices de Madoff; y a dos de los medios de comunicación más importantes del Estado enzarzados en portadas dedicadas exclusivamente a airear los trapos sucios del contrincante.
Es decir, la política y la comunicación de masas, dos de los pilares en los que se basa la democracia, hechos unos zorros. Esto, desde luego, no ayuda a convencer a todos aquellos que han dejado de creer en la política y en el periodismo. Yo sigo creyendo en las dos cosas. Pero con otros protagonistas, con otros atributos. El dinero lo corrompe casi todo. El poder, no necesariamente. O recuperamos la idea de aumentar la democracia participativa (es decir, la ejercida más directamente por la ciudadanía) y disminuir levemente la representativa buscando un equilibrio, o dentro de poco no quedarán representados a los que representar. No quedará opinión pública formada sobre la veracidad, con distintos puntos de vista por supuesto, pero fundamentada a través de la información veraz administrada por medios de comunicación honorables que hacen de correa de tansmisión de, a su vez, políticos también honorables.

(Para quien ya no crea en el periodismo, altamente recomendable la película "El desafío. Frost contra Nixon").

sábado, 7 de febrero de 2009

Pasarse de frenada

Eso es exactamente lo que ha hecho Esperanza Aguirre, pasarse de frenada. Dicen los mentideros del PP que en estos momentos súper Espe no conseguiría más del 4% de votos dentro de su partido en una hipotética lucha por sustituir a Rajoy.

De esta maldad se desprenden varias cosas. La primera, obvia, que en el PP dan por defenestrado a Rajoy. Aunque él niegue la mayor, es casi imposible que aguante como candidato del PP a las próximas elecciones generales previstas en 2012. Los resultados en las autonómicas gallegas y en las europeas le darán el empujón final, dicen sus detractores.

La seguda cuestión es que para que Rajoy se vaya tiene que haber alguien que le sustituya. En liza están, como se sabe, Aguirre y Gallardón. Aguirre ya estaba medio tocada con el espectáculo de su vuelta de Bombay. Pero ahora con el espionaje en Madrid y la causa abierta por Garzón en pueblos del norte de Madrid como Boadilla contra empresarios vinculados al PP está claro que la máxima responsable de los populares en Madrid tiene montado un cortijo en la comunidad madrileña de padre y muy señor mío. Que a nadie se le olvide que Aguirre se hizo con unas elecciones, que habían sido ganadas por la izquierda, gracias a dos tránsfugas que, seguro, no le salieron gratis a quien fuera que orquestrara la trama. Así que ahora, digamos que le están estallando uno a uno los 'pufos' que ha ido alimentando desde su trono. El problema es que estos estallidos, también uno a uno, están frenando lo que ella creía imparable ascensión a la presidencia del PP.

Gallardón, mientras, se frota las manos. Pero supongo que no se le escapa que es él precisamente el candidato del PP que el PSOE nunca querría encontrase en frente. Así que me huelo que, simplemente, a Gallardón todavía no le ha llegado el momento de protagonizar las portadas de El País. Pero le llegará. Además, como es sabido, buena parte del PP tiene auténtica tirria hacia Gallardón por lo que no permitiría jamás que dirigiera el partido.

Entonces, ¿quién? Atención a Rato, que avanza por la derecha sin demasiado alboroto a pesar de algunos chascarrillos que ya corren por Madrid. La sombra de Aznar sigue siendo alargada. Su candidata era Esperanza pero si ésta queda efectivamente fuera de juego, apostará por Rato. Con alguna ayuda del ala fuerte que, para que no pierda práctica, se ha llevado a la Faes esperando el momento de la vuelta.
Veremos.
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