domingo, 29 de junio de 2008

DEMOS

Acabo de subir de la pescadería. He comprado un par de doradas para hornearlas y disfrutar de una slow food, que no es más que la forma moderna de decir “comer masticando los alimentos en vez de engullir una mierda de ensalada del VIPS mientras acabamos un trabajo antes de las cuatro de la tarde”.

Primer ítem: ¿quién decide las rutinas laborales que nos imponen por sueldos no siempre acordes al esfuerzo que ofrecemos?

He comprado las doradas porque era lo único que quedaba fresco a un precio razonable. ¿Por qué? Porque los pescadores españoles, junto al resto de sus colegas europeos, están en huelga: no pueden pagar el gasóleo para salir a faenar. Simplemente, ya no les sale a cuenta, no obtienen beneficios suficientes para pagar a la tripulación, mantener la embarcación y vivir ellos decentemente.

Segundo ítem: ¿quién decide el precio del carburante y quién especula con este precio en las bolsas de todo el mundo? Los pescadores no, por supuesto. Y los que nos vamos a quedar sin pescado fresco, tampoco.

Pero, tranquilos, si nuestros pescadores no pueden salir a la mar, ya importaremos pescado de esos países del mundo a los que llamamos subdesarrollados. Les pagaremos una cantidad ínfima por las doradas que yo luego hornearé pero, total, ya se sabe que en esos países necesitan poco para sobrevivir. Lo sabemos nosotros, Occidente, y sus gobernantes, a los que lo que le pueda pasar a su compatriota pescador les importa más bien poco. Es más, en nombre de nuestro querido liberalismo capitalista, y para defender a nuestros pescadores y agricultores, les obligaremos a pagar un bonito arancel para importar sus alimentos. Unos alimentos que aquí nos negamos a producir porque ya no nos sale a cuenta.

Tercer ítem: ¿Por qué la UE gasta más de la mitad de su presupuesto en subvencionar a agricultores y pescadores europeos que ya no cultivan ni pescan porque no sale a cuenta, pero obliga al agricultor de Gambia a pagar altos aranceles para vendernos los tomates que comemos?

El agricultor de Gambia, entonces, y a la vista de que ni su gobierno ni los países occidentales piensan hacer nada para solucionar el problema, decide dejarlo todo, TODO, y emigrar Europa. Pero al mismo tiempo, TODOS los países europeos endurecen las leyes de inmigración para que el agricultor de Gambia al que no dejamos ganarse la vida en su país tampoco pueda entrar en el nuestro.

Cuarto ítem: ¿quién ha decidido en nuestro nombre que nuestras rutinas laborales, el precio del gasóleo, el paro para nuestros pescadores, los aranceles para los productos que vienen de fuera de la UE y la vida del agricultor de Gambia tienen que ser así y no de otra manera?

Nosotros no, los ciudadanos no. Por si no se han dado cuenta, todo lo expuesto está interrelacionado, y todo, además, es POLÍTICA.

NO es política la crisis que vive el PP.
NO es política los insultos que tuvimos que escuchar entre el PSOE y el PP durante la pasada legislatura.
NO es política los chascarrillos que algunos periodistas vierten cada noche en discusiones estériles y dogmáticas sobre aspectos absolutamente intrascendentes para la construcción de un mundo mejor o peor.

ES política lo que comemos, cómo lo comemos, a quién se lo compramos, cuánto pagamos por ello y cuánto nos pagan para que EL mecanismo siga funcionando.

Este blog quiere hablar de Política, pero de la política con mayúsculas.

Y aunque la democracia representativa que tenemos es un bien precioso que, a menudo, no valoramos suficiente, hay otras maneras de hacer política para que nosotros, los ciudadanos, tengamos algo más de participación que una papeleta cada cuatro años.

Se llama democracia participativa. Esto es DEMOS. Empezamos.

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