sábado, 19 de septiembre de 2009

(Des)encontres

Ara que ja han passat uns dies des de la celebració de la consulta independentista d'Arenys de Munt, un parell de reflexions.
Impresentable l'escàndol organitzat per aquells que s'autoanomenen "constitucionalistes", una pura excusa per interferir en qualsevol expressió de democràcia directa que no sigui les eleccions pautades pel poder establert (municipals, autonòmiques, estatals i europees). Aclariment: eleccions totalment necessàries i imprescindibles; si no hi fossin, ja sabem quina seria l'alternativa.
Però que siguin un bé preuat no significa que hagin de ser l'única via d'expressió democràtica que una societat madura com la nostra pot exercir. És paradoxal que si la mateixa consulta l'hagués fet un particular a través d'un blog o d'un web no hagués passat res de res. Però alguns, quan hi ha urnes pel mig, es posen molt nerviosos. Definitivament, la democràcia representativa no té cap intenció, de moment, de cedir espais a la democràcia participativa.

I segona reflexió. El fet que la majoria de participants a la consulta votés a favor de la independència no vol dir que la majoria de catalans la vulgui. L'extrapol·lació no té gaire sentit, entre d'altres coses perquè, de ser així, ERC guanyaria les eleccions.
Però, tot i així, pregunta: per què la consulta ara? I per què cada dia més desafecció entre molts catalans no independentistes cap a una Espanya teòricament plurinacional?
Generalment, fujo dels victimismes nacionalistes justificats per la Història però aquesta vegada la mal dissimulada ofensiva carpetovetònica contra l'Estatut és una de les causes d'aquesta desafecció.
Com es pot pretendre no crear frustació i un agre desencontre quan una part (en aquest cas Catalunya) ha seguit escrupulosament tots els mecanismes que marca la Constitució (aprovació al Parlament; referendum; tramitació i aprovació a les Corts -Congrés i Senat-) mentre l'altra part prescindeix de tot aquest procés per deixar la decissió a dotze jutges que fallaran en funció de les seves filies i fòbies polítiques?
Una vegada més, els extrems es retroalimenten.
(sigue versión en castellano)

(Des)encuentros

Cuando ya han pasado unos cuantos días desde la consulta independentista de Arenys de Munt, un par de reflexiones.

Impresentable el escándalo organizado por los autodenominados "constitucionalistas", pura excusa para interferir en cualquier expresión de democracia directa que no sean las consabidas elecciones pautadas por el poder establecido (municipales, autonómicas, generales y europeas). Aclaración: elecciones totalmente necesarias e imprescindibles; si no existieran, ya sabemos cuál sería la alternativa.
Pero que sean un bien preciado no significa que deban ser la única vía de expresión democrática de una sociedad moderna y madura como la nuestra. Es pardójico que si la misma consulta la hubiese realizado un particular desde un blog o una página web no hubiese pasado nada de nada. Pero algunos, cuando ven urnas de por medio, se ponen muy nerviosos. Definitivamente, la democracia reresentativa no tiene ninguna intención de ceder espacios a la democracia participativa.

Y segunda reflexión. El hecho de que la mayoría de participantes en la consulta votase a favor de la independencia de Cataluña no significa que la mayoría de catalanes quieran la independencia. La extrapolación es absurda porque, entre otras cosas, si fuera así, ERC ganaría las elecciones autonómicas.
Pero, a pesar de eso, pregunta: ¿por qué ahora la consulta? ¿Y por qué cada vez hay más desafección entre catalanes no independentistas hacia una España teóricamente plurinacional?
Generalmente huyo de los victimismos nacionalistas justificados por la Historia, pero esta vez la mal disimulada ofensiva carpetovetónica contra el Estatut es una de las causas de esa desafección.
¿Cómo no crear frustación y un agrio desencuentro cuando una de las partes (en este caso Cataluña) sigue escrupulosamente los mecanismos que marca la Constitución (aprobación en el Parlamento catalán; referéndum; tramitación y aprobación en las Cortes -Congreso y Senado-) mientras la otra parte prescinde de todo este proceso para dejar la decisión en manos de doce jueces que fallarán en función de sus filias y fobias políticas?
Una vez más, los extremos se retroalimentan.

sábado, 5 de septiembre de 2009

¿Por qué no se ponen nerviosos los ricos?

Zapatero acaba de anunciar que, si su gabinete no vuelve a cambiar de opinión, para que el Estado pueda hacer frente a las prestaciones sociales que la crisis ha hecho aumentar a todo trapo (básicamente, subsidio de desempleo y líneas de ayuda varias), va a subir la carga fiscal sobre las rentas del capital.
Breve aclaración. Existen dos rentas: una, las rentas del trabajo (aquel beneficio que se obtiene a través de una nómina trabajando por cuenta propia o ajena); y dos, las rentas del capital (aquel beneficio que se obtiene haciendo 'trabajar' nuestro dinero o nuestro patrimonio: venta de propiedades; especulación en bolsa; fondos de inversión; etc...). En este momento, sucede a menudo que tributan menos las rentas del capital (tipo único del 18%) que a lo que usted o a mí, pobres trabajadores, nos retienen de IRPF en nuestras nóminas (cinco tramos impositivos que van del 0%, exentos, al 43%). Horror! estará usted pensando. Apuntar que eso es así gracias a la reforma fiscal (¿socialdemócrata?) que llevó a cabo el propio Zapatero en 2006.

Aclarada la diferencia entre unas y otras, parece lógico que con la que está cayendo el Gobierno no aumente la presión fiscal a las nóminas (incluso a las nóminas más altas) sino a las grandes sumas de capital que, como todos sabemos, no se consiguen (sólo) trabajando sino especulando con el dinero en este bonito sistema económico-financiero que hemos montado.
Si eso es así, ¿cómo es posible que las grandes y medianas fortunas españolas no se hayan puesto nerviosas al pensar que ya no van a tributar el 18% de sus beneficios sino quién sabe cuánto, en función de lo que al bolchevique que ocupa la Moncloa se le ocurra?

Pues muy sencillo. No están nerviosos porque sus fortunas son gestionadas por las SICAV, sociedades anónimas dedicadas a la inversión en activos financieros. Las SICAV gozan inexplicablemente de unas ventajas fiscales extraordinarias. De hecho, los beneficios obtenidos a través de ellas sólo tributan un 1% en el Impuesto de Sociedades (no el 18% que marca la ley para las rentas del capital de IRPF ni el 30% que marca la ley para las Sociedades Anónimas en el Impuesto de Sociedades). Total: son paraísos fiscales en casa. ¿Por qué se les permite esto? ¿Por qué Zapatero no modifica estos privilegios? ¿Por qué no se grava realmente a los que más tienen?

¿A qué ya saben porqué no están nerviosos los Entrecanales, los del Rivero, los Pino, los Amancio Ortega, los Isidoro Álvarez, las Koplovich y tantos otros ricos anónimos? Por cierto, el PP tampoco está nervioso, claro. Ni CiU, ni el PNV.
Impresentable.
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