martes, 28 de febrero de 2012

La realidad supera la ficción pero la ficción hace más real la realidad

El artículo de Carrie Romero en La Independent sobre Pixel Studi me recuerda lo esencial que es verse retratado. Parece que si no existimos en los medios, hasta en los de ficción (¿o especialmente en los de ficción?), no existimos al fin y al cabo. Y así es.

De niños nos vimos rodeados de la clásica visión heterosexual de las relaciones, o de la clásica visión heterosexual de la familia, que para mí viene a ser un poco lo mismo, porque para mí tu pareja es tu familia, y tu familia es tu casa. Y tu casa no es siempre un hogar de marido, mujer (que no esposa, sino "marido y mujer", o peor, "hembra y varón", ojo al dato) y "la parejita".

La familia, decía, es tu casa, y tu casa puede ser un hogar de una persona, de dos del mismo sexo, de dos de distinto sexo, con hijos, sin hijos, con abuela... Por eso es imprescindible que esa familia sea visible en todos los ámbitos. Y últimamente eso se intenta.

Se intenta a través de proyectos documentales como el de Pixel Studi, que habla de parejas de mujeres. Y se intenta, por ejemplo, incluyendo a personajes homosexuales en series de ficción, si bien todos sabemos que si alguien va a morir, por así decirlo, será el gay, que es como "el negro" de antes.

Yo preferiría una serie coral de verdad, con heterosexuales, homosexuales, hombres y mujeres de todos los colores... Pero al parecer en general hay que conformarse con "el chino, el negro, el latino y, ahora, el gay".

Por eso fue tan importante The L Word, serie de Showtime que muchas homosexuales criticaron porque hablaba de un "hatajo de pijas de Los Ángeles" con las que no se sentían identificadas. Lo decían porque ellas no eran pijas de Los Ángeles, naturalmente, pero, a mi modo de ver, se olvidaban de lo esencial. Lo esencial es que las lesbianas no eran un personaje secundario dentro de una trama heterosexual y que dicha serie retrataba el sexo entre mujeres de forma explícita. Por lo que a mí respecta, por primera vez en una serie una pareja de lesbianas no parecía un par de amigas al fondo que se dan la mano. Parecía, simplemente, eso, una pareja. Y además tuvo el gracioso gesto de colocar a una hetero entre el reparto. Qué endiabladamente entrañable.

He dicho por primera vez porque no había visto nada parecido en una serie hasta entonces. Y es que esta serie no fue una serie cualquiera. Tuvo tanto éxito que se convirtió en algo más que eso; de ella nació toda una comunidad y fue una vía de escape para muchas homosexuales. Según el New York Times, la crítica la acogió con entusiasmo y se hizo popular de inmediato. Tanto es así que, tras verse el piloto, se contrató la segunda temporada. Tenía fallos, el guión chirriaba algunas veces, algún que otro personaje sufrió una transformación incomprensible (Helena Peabody), otro se hizo simplemente insoportable (Jenny Schecter), pero por fin las relaciones entre mujeres parecían reales.

Lip Service, una serie de la BCC, ha intentado lo mismo en un contexto escocés y menos pijo, y por desgracia con menos éxito. By the way, que la BBC es pionera en esto de retratar lesbianas. Cabe mencionar, por ejemplo, las adaptaciones de los libros de Sarah Waters o el personaje de Anya Raczynski en Survivors, serie que –según leí aunque no puedo creer– se suspendió cuando lo de la gripe aviar (el argumento de la serie es que un 90% de la humanidad muere tras una epidemia de gripe y el 10% restante se las apaña para sobrevivir a sus congéneres; al parecer a la BCC le pareció demasiado "dura y real" por lo de la gripe). Bad Girls hizo sus deberes en la ITV. Etcétera.

Luego están las parejas de hombres de A dos metros bajo tierra, Mujeres desesperadas o Modern Family, esta última menos modern de lo que indica el título, dado el retrato de las mujeres como clásicas amas de casa y el de la típica tópica pareja gay. No obstante, cabe decir que, pese a los evidentes clichés, se las arregla para ir destruyendo los mismos a base de humor. Aunque para mí el mejor retrato de dos gays es el de A dos metros bajo tierra. En fin, algo es algo. Y hasta en Perdidos salió un gay, aunque era de los malos (si bien es justo decir que era un malo bueno).

Por suerte, cada vez hay más ejemplos, pero siempre es más fácil encontrar parejas de hombres que de mujeres. Con todo, en la ya mencionada Mujeres desesperadas, sin ir más lejos, lo último que se supo de Katherine es que se iba con la ex stripper Robin a París, y no en un viaje de amigas que se dan la mano. La cosa prometía, pero todo quedó en agua de borrajas. Aunque no creo que por temor de los productores o del director, sino porque ahora Dana Delany (Katherine en Mujeres...) tiene serie propia, El cuerpo del delito.

Por cierto, que Dana Delany es la misma que hace de senadora homosexual en The L Word y trata de seducir a Bette Porter (Jennifer Beals; sí, la de Flashdance). Y por cierto, que Mujeres desesperadas rompe más convencionalismos al retratar su relación entre mujeres que su relación entre hombres. Ambas cosas dan que pensar.

Exes and Ohs es otra serie de chicas, como las llaman algunos –subvirtiendo (aparentemente) sin saber, el significado tradicional de la expresión "de chicas", que vendría a equivaler más bien a una sesión de peluquería y pedicura del corte más heterosexual). Pero al parecer de momento está estancada, como Lip Service. The Good Wife y True Blood también incluyen relaciones homosexuales, pero, por desgracia, son periféricas. Girltrash sería la más rompedora. Una serie de lesbianas a lo Tarantino. Muy recomendable, hasta por la música.

España también ha hecho sus pinitos en series como Aquí no hay quien viva u Hospital central. Y naturalmente hay muchas más series, películas, libros y documentales en muchos sitios, cerca y lejos, que el espacio y el tiempo me impiden incluir.

La cosa es que la homosexualidad está cada vez más presente en la ficción y, gracias a ello, se hace más palpable en la realidad.

Para estar a la última de personajes homosexuales, tanto reales como ficticios, recomiendo las siguientes webs: POWERUP, AfterEllen, AfterElton y Diva. Y, para reírse un rato de clichés, una comedia que ya tiene 13 años pero sigue vigente: But I'm a Cheerleader. (Sí, es de 1999 y es juvenil, pero, al fin y al cabo, los clichés son mucho más antiguos e infantiles). Tampoco está mal It's in the water. (Ésta es de 1997, pero seguro que aún hay gente que cree que la homosexualidad se contagia...).

by bertelmax

1 comentario:

  1. A pesar de todos los errores, inconsistencias y infantilidades de esta serie, creo que Skins (versión UK) hacía un retrato muy convincente de una relación entre dos chicas en las 3ª y 4ª temporadas. Más que nada porque su enfoque justamente no era el hecho que fueran dos chicas sino que eran dos personas enamoradas y todo que esto pueda conllevar. Y sí, por cierto, AfterEllen hace un buen analisis de esta serie.

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