jueves, 22 de enero de 2009

La esperanza

Ya está. Barack Hussein Obama ya es presidente. El primer presidente afroamericano de la historia de los Estados Unidos. La parafernalia que montaron en Washington para la investidura supera con creces cualquier montaje teatral, en eso, no hay quien los gane. Y aunque desde Europa afeamos el gesto ante tanto circo y tanta mano en el pecho, un susurro de envidia nos atraviesa el cuerpo: ¿cuánto hace que los europeos no tenemos la sensación de que en este momento se está haciendo historia?
Esa es la clave de Obama. Lo que tiene que hacer para no decepcionar no es arreglar los millones de problemas que tiene el mundo, tarea por lo demás imposible. Lo que debe hacer es no defraudar a los miles que han vuelto a creer en la política.

5 comentarios:

  1. ocultar detalles 11:56 (5 horas antes)


    Responder


    De verdad que crees que es envidia?
    Lo que creo es que nosotros tendríamos que creer en nuestro proyecto, mucho más ambicioso que el suyo desde luego, porque él solo ha derribado una barrera, la racial, ninguna más. De momento, lo único que ha prometido es que volverán a ser un país que respeta la "legalidad" (lo que me hace sospechar que se parecía bastante más a Ruanda que a España, Francia, Alemania...), ¡sí que somos poco ambiciosos en nuestras expectativas para con los otros!
    En algo le doy la razón a Obama o a Kennedy, ya no sé, responsabilidad e ilusión y es algo que no emana de arriba hacia abajo sino todo lo contrario. Los europeos somos artistas en menospreciar y ridiculizar todo lo que sale de nuestra casa ¿será que ya lo hemos vivido a lo largo de siglos? cierto, no lo justifica, pero también es cierto que son jóvenes y creyentes, en ellos y en GOD BLESS ALL OF US.
    Sus parámetros culturales no son transportables a Europa, estas pronunciaciones religiosas son intolerables en nuestra sociedad, porque nosotros nos hemos dado la Ilustración, la Revolución francesa, la laicidad y nos queda muy, muy lejos el tópico sueño americano.
    No, él no lo ha cumplido, discrepo. No sale de los suburbios negros (me niego a usar el término afroamericano, yo no tengo ningún problema en decir que es negro porque para mí el término es meramente descriptivo, no lo infravalora, y lo de raza negra...bueno no voy a explicar lo que ya se sabe), en cambio la que promete es su mujer (a la que ya se la ha tachado de resentida porque ella Sí sale de los suburbios ¡qué bien funciona el mainstream!).La mujer, ese es el gran reto para la gran nación americana, en Europa tenemos una gran tradición de mujeres gobernantes.
    Me alegra que los americanos se hayan quitado ese estigma (aunque es como pensar que como en España gobierna Zapatero ha desaparecido la derecha más rancia, pero es demagogía, lo obvio) y que ellos vuelvan a creerse su acuñado hasta el aborrecimiento "sueño americano". Lo que me subleva es nuestra ceguera ¿es que hemos perdido el espíritu crítico? Espíritu crítico (Razón del espíritu crítico), concepto que aunque antigüo y europeo no deja de ser válido. ¿Es que simplemente no podemos decir que nos alegramos por ellos pero que nuestra realidad es otra?
    En las sociedades primitivas quién manda es el fuerte eso favorece que se desdibuje la posición del que dialoga, pero es que nuestra sociedad no es primitiva, somos una sociedad sofisticada en la que la fuerza y el sistema de creencias han quedado aparcados en el sitio que nosotros hemos querido que estén, es por ello que prefiero que en EE UU haya un gobierno "multilateral" y razonable porque en la ecuación que he descrito ya sabemos quién tiene la fuerza militar y la fuerza comunicativa (en el sentido publicitario se entiende) y quién carece de esas dos fuerzas pero en cambio tiene lo más importante, el bagaje cultural (que ellos se llevaron en el Mayflower) e histórico que permiten los grandes cambios, por ser grandes son lentos, pero importantes y aleccionadores. Intento imaginar cómo se comportarían los americanos con ese reto en sus manos, si con tan solo una promesa han logrado esta sacudida, con la realidad en la que estamos embarcados no alcanzo a imaginar la repercusión.
    Quizá también sus medios de comunicación quieren participar en construir y es lo que proyectan.
    Quizá solo es un negocio, el negocio del espectáculo.
    A veces pienso que el mainstream también me ha arratrado a mí, porque igual esta "conversación" es pueril. Igual todo este asunto radica en algo tan simple como el negocio del espectáculo. Entonces, yo también soy culpable de no haber sabido abstraerme y he carecido de espíritu crítico.

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo en que Europa está construyendo algo grande desde hace siglos. Lo que me preocupa es la poca capacidad de nuestro sistema para entusiasmar a nuestros ciudadanos, los europeos. Y no me cambio por los EE.UU.: prefiero la complicación de lo 'multi' (por más enriquecedor) que lo facilón de lo 'uni'.
    Pero esa razón crítica a la que aludes creo que debemos aplicarla a la construcción europea. Quizás es la manía de que a los míos les exigo más todavía. Y sí, me gustaría que durante algún tiempo tuviéramos la mitad del chovinsimo americano y nos diéramos cuenta de lo enorme que hemos construido, de lo precioso que es el marco de igualdad y convivencia que, en este mundo convulso, representa Europa. Y quisiera también no un sólo líder, sino cuatro o cinco o seis políticos capaces de creerse el sueño europeo (tan distinto, tienes razón, del sueño americano pero al mismo tiempo 'padre y madre' de éste). Capaces de transmitirlo con fuerza. Capaces de crear 'identidad' europea, que superase las chorradas de naciones y estados.
    A eso me refiero con el susurro de envidia. No tengo ningún problema en criticar a los EE.UU. pero tampoco para reconocer lo que envidio de ellos.
    Poco a poco.

    ResponderEliminar
  3. Ser lama tibetano en occidente es difícil, al igual que ser monje budista, porque ambas cosas exigen de un entorno determinado para poder desarrollarse. Lo mismo sucede con ese entusiasmo al que te refieres. El entusiasmo es la antesala de la razón y nosotros culturalmente hemos dejado de ser unos invitados para pasar a ser los anfitriones, es decir, el entusiasmo se mide en un espectro que va desde lo pueril a expresarse de manera fanática, quizá podríamos también decir que el pueblo americano no ha dejado de moverse entre estos dos extremos en un lado Bush y en el otro Obama. Todo es como la Super Bowl.
    Cuando uno admira algo no solo cambia el que mira sino la cosa admirada también cambia. Nosotros no tenemos esa mirada entusiasta, que por otra parte encierra visceralidad, exaltación, furor o fogosidad, tenemos la mirada del que ya conoce donde se esconde el truco, nuestra mirada es la del que sabe que los cambios los tiene que provocar cada uno. No hace falta que nadie nos lo diga porque llevamos cientos de años promoviéndolos.
    Claro que me conmueve el comportamiento americano, me conmueve como a la maestra que mira como juegan los niños en el patio, pero yo estoy en la edad adulta y nunca tiempos pasados fueron mejores.
    Quizá tendríamos que comprarles sus comunicadores, publicistas, escritores de guiones e incluso El Capitolio, que de tanto verlo en las producciones amercianas hemos hecho nuestro que todo lo que no ocurra allí es que, simplemente, no ha ocurrido.
    Parafraseando al gran filósofo "the show must go on".

    ResponderEliminar
  4. Es un poco peligroso eseo de que el entusiasmo es sólo la antesala de la razón. Detecto un cierto cinismo, actitud que se desprende en cierto modo de llevar la racionalidad al extremo. Estoy de acuerdo en que el entusiasmo puede ir de lo pueril al fanatismo pero son los dos extremos, efectivamente. En medio, hay un largo trayecto entusiasta que, combinado con la razón, es probable que haya dado lo mejor del ser humano la mayoría de las veces. La razón, sin entusiasmo, es una probeta perfecta, pero sólo una probeta. Con el entusiasmo, se convierte en el descubrimiento, en el avance, en la mejora... ¿Por qué quedarnos con sólo una de las dos cosas? ¿Por qué no aspirar a la combinación adecuada entre las dos cualidades?
    Otra manera de pensar es posible. Y Europa será la que lo consiga.

    ResponderEliminar
  5. Estamos de acuerdo "entusiasmo acompañado de razón" este último iexistente en el tema que nos ocupa, "combinación adecuada" perfecto, es decir, prudencia, mesura...
    Y no puedo estar más de acuerdo "otra manera de pensar es posible" y pasa por ser crítico.

    ResponderEliminar

Tweet
espainfo.es
estamos en
EspaInfoes
Barcelona