sábado, 5 de septiembre de 2009

¿Por qué no se ponen nerviosos los ricos?

Zapatero acaba de anunciar que, si su gabinete no vuelve a cambiar de opinión, para que el Estado pueda hacer frente a las prestaciones sociales que la crisis ha hecho aumentar a todo trapo (básicamente, subsidio de desempleo y líneas de ayuda varias), va a subir la carga fiscal sobre las rentas del capital.
Breve aclaración. Existen dos rentas: una, las rentas del trabajo (aquel beneficio que se obtiene a través de una nómina trabajando por cuenta propia o ajena); y dos, las rentas del capital (aquel beneficio que se obtiene haciendo 'trabajar' nuestro dinero o nuestro patrimonio: venta de propiedades; especulación en bolsa; fondos de inversión; etc...). En este momento, sucede a menudo que tributan menos las rentas del capital (tipo único del 18%) que a lo que usted o a mí, pobres trabajadores, nos retienen de IRPF en nuestras nóminas (cinco tramos impositivos que van del 0%, exentos, al 43%). Horror! estará usted pensando. Apuntar que eso es así gracias a la reforma fiscal (¿socialdemócrata?) que llevó a cabo el propio Zapatero en 2006.

Aclarada la diferencia entre unas y otras, parece lógico que con la que está cayendo el Gobierno no aumente la presión fiscal a las nóminas (incluso a las nóminas más altas) sino a las grandes sumas de capital que, como todos sabemos, no se consiguen (sólo) trabajando sino especulando con el dinero en este bonito sistema económico-financiero que hemos montado.
Si eso es así, ¿cómo es posible que las grandes y medianas fortunas españolas no se hayan puesto nerviosas al pensar que ya no van a tributar el 18% de sus beneficios sino quién sabe cuánto, en función de lo que al bolchevique que ocupa la Moncloa se le ocurra?

Pues muy sencillo. No están nerviosos porque sus fortunas son gestionadas por las SICAV, sociedades anónimas dedicadas a la inversión en activos financieros. Las SICAV gozan inexplicablemente de unas ventajas fiscales extraordinarias. De hecho, los beneficios obtenidos a través de ellas sólo tributan un 1% en el Impuesto de Sociedades (no el 18% que marca la ley para las rentas del capital de IRPF ni el 30% que marca la ley para las Sociedades Anónimas en el Impuesto de Sociedades). Total: son paraísos fiscales en casa. ¿Por qué se les permite esto? ¿Por qué Zapatero no modifica estos privilegios? ¿Por qué no se grava realmente a los que más tienen?

¿A qué ya saben porqué no están nerviosos los Entrecanales, los del Rivero, los Pino, los Amancio Ortega, los Isidoro Álvarez, las Koplovich y tantos otros ricos anónimos? Por cierto, el PP tampoco está nervioso, claro. Ni CiU, ni el PNV.
Impresentable.

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